Por Héctor A. Villalva
Luego de que en diciembre del año pasado se aprobara que varios funcionarios de la nueva historia comparecieran ante el Poder Legislativo para dar cuenta de sus acciones y resultados durante poco más de un año de gobierno, las cosas se pusieron color de hormiga.
Algunos funcionarios no pudieron cerrar algunos pendientes antes de que concluyera el 2022, situación que ha orillado a la poco brillante y muy soez oposición a recurrir a su inventiva e infalible estrategia de ver la paja en el ojo ajeno. Si bien era importante que los funcionarios llegaran al 2023 descansados y prestos para afrontar los nuevos retos, algunos de ellos no pudieron o no quisieron hacerlo.
Lo anterior, ha generado diversos comentarios sobre la permanencia de muchos funcionarios, pero, lo cierto es que, de cara a las comparecencias, las aguas deben estar calmadas, aunque algunos se sigan empeñando en moverlas desde “el anonimato” o descaradamente en charlas de café.
Si habrá cambios o no en el gabinete, es algo que sólo le compete a la gobernadora, es una situación que sólo ella conoce y determina, las luchas y campañas de desprestigio contra algunos funcionarios sólo han servido para dar a entender que existen fracturas en la nueva historia. Quienes se empeñan en quitar al de al lado, no son capaces de entender sobre el trabajo en equipo.
Esperemos que en lo que se llegan las comparecencias, los funcionarios que estarán en el banquillo se muestren serenos -morenos-, porque de lo contrario, le estarán dando material a la oposición para cuando sea su turno. Viéndolo por el lado bueno, las comparecencias son un gran ejercicio para reforzar los resultados obtenidos en un año de gobierno, y que mejor que los diputados los conozcan ya que ni siquiera los aliados, pudieron ponerse la camiseta y defender al gobierno de su partido.