Por Héctor A. Villalva
Con las elecciones presidenciales del 2024 como telón de fondo, podemos apreciar que más de uno de los integrantes del gabinete estatal en Tlaxcala, ya se apuntó para competir en esta contienda donde están en disputa nueve gubernaturas el Senado y la Cámara de Diputados.
Podemos observar desde pronunciamientos adelantados, comidas de los futuros candidatos con diversos círculos empresariales y de la sociedad, y reuniones para solicitar el apoyo de los ciudadanos.
En un sistema democrático, como el nuestro, los funcionarios públicos son elegidos para servir al pueblo y representar sus intereses. A menudo se observa que muchos de ellos tienen ambiciones políticas personales y utilizan su puesto actual como trampolín para alcanzar puestos más altos en la jerarquía del gobierno.
Esta práctica además de ser demandante es preocupante, ya que puede desviar la atención de los funcionarios de sus responsabilidades actuales y comprometer su capacidad para servir al pueblo de manera efectiva.
Nosotros como ciudadanos debemos a esperar que nuestros líderes trabajen incansablemente para resolver los problemas que enfrentan, en lugar de dedicar su tiempo y energía a sus aspiraciones políticas personales. Porque para cuando se les necesita, lamentablemente no se aparecen y dejan a un lado su responsabilidad.
Todos ellos tienen que comprometerse a cumplir su encargo antes de buscar cualquier puesto político. Solo así se garantiza que se prioriza el servicio al pueblo y no sus intereses.