La Red Estatal de Bibliotecas en Nuevo León ha recibido
cerca de 14 peticiones para desalojar el acervo bibliográfico de distintas
bibliotecas. En el municipio de San Nicolás se pretenden cerrar 4, mientras que
en Apodaca quieren cerrase 10. De cerrarse, las instalaciones podrían ser
utilizadas como cuarteles para el combate contra la delincuencia. En Nuevo León
hay 313 bibliotecas públicas, pero sólo
están en uso 264.
Las autoridades de Nuevo Léon prevén el cierre de varias
bibliotecas públicas para ponerlas a disposición de la Seguridad Pública, de
manera que funcionen como cuarteles de combate contra la delincuencia. En este
sentido, hay alrededor de 313 bibliotecas, sin embargo, sólo 264 mantienen sus
operaciones de manera regular.
Por su parte, La Red Estatal de Bibliotecas ha recibido 14
peticiones de desalojo de cuatro instalaciones en San Nicolás y 10 en Apodaca,
y en Guadalupe están pendientes al menos 4 solicitudes más.
Muchas de estas bibliotecas han sido abandonadas tanto por
el gobierno como por los ciudadanos que sólo las observan deteriorarse. Estos
espacios almacenan libros, pero también diverso inmobiliario
De tal manera, los vecinos prefieren que se les dé un uso
más productivo, como recintos para recibir y dar cursos de manualidades,
computación. Inclusive piensan que podrían servir como casetas de vigilancia,
lo primordial, parece ser, es que los
recintos ya no estén desocupados. (Vía:
En caso de cerrarse las bibliotecas, podría ser una solución
temporal pues el problema de fondo es el abandono de esta actividad. ¿Qué
sucede con la lectura en México? Para unos cuantos los libros siguen siendo un
acervo invaluable de información, una actividad que más allá de la recreación
invita al que la ejecuta a entenderse en el mundo. Sin embargo, las
estadísticas dicen lo contrario.
Según La Jornada, en 2015 77 de cada 100 personas leían
revistas, periódicos, historietas o páginas web. Los hombres prefieren
consultar páginas de internet, foros y blogs, mientras que la mujeres eligen
los libros. Estos grupos lectores aseguran que su mayor estímulo fueron los
libros que veían en los estantes de su casa o por recomendaciones del personal
bibliotecario.