Lorenzo HERNÁNDEZ
Un año después de asumir la presidencia del Poder Judicial de Tlaxcala, Anel Bañuelos Meneses ha defendido su gestión, asegurando que ha fortalecido la impartición de justicia en el estado.
Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar, a pesar de las promesas de mejora, diversos sectores cuestionan la falta de avances sustanciales en la eficiencia del sistema judicial y la atención a los justiciables.
Durante un acto protocolario en Ciudad Judicial, Bañuelos destacó la creación de nuevos juzgados y la reorganización de los existentes como parte de sus logros.
Empero, estas acciones han sido percibidas más como medidas cosméticas que como soluciones efectivas a los problemas estructurales que enfrenta el sistema judicial, ya que no se han evidenciado cambios significativos en la reducción de tiempos de resolución de casos, ni en la calidad de la atención brindada a los ciudadanos.
Dentro del sector jurídico y de la sociedad civil, las críticas han sido constantes, tanto abogados como justiciables han señalado que, a pesar de los esfuerzos proclamados por Bañuelos, la justicia sigue siendo lenta y en muchos casos, ineficiente.
Incluso, trabajadores del Poder Judicial han expresado su malestar por las condiciones de trabajo, que continúan lejos de ser óptimas, y por la persistencia de problemas administrativos que afectan el correcto funcionamiento de la institución.
Por el contrario, se ha calificado la gestión de la magistrada presidenta como una constante celebración de logros meramente simbólicos y discursos institucionales, sin que estos se traduzcan en resultados concretos.
En muchos casos, los cambios anunciados parecen no haber tenido un impacto real en el sistema judicial, que sigue siendo lento y complicado, dejando a los ciudadanos frustrados por la falta de un acceso adecuado a la justicia.
