Por Héctor A. Villalva
Las Escuelas Normales en particular las Rurales, nacieron con la idea de dar la oportunidad a las comunidades más pobres de México de acceder a una educación que ayudara al mejoramiento de sus vidas.
El plan de los gobiernos priístas era que estas escuelas de Normalistas murieran de inanición y en el olvido, su táctica fue ahogarlas económicamente, y para evitar esta situación, las y los normalistas salen todos los años a exigir a los gobiernos estatales, para que accedan a más recursos y puedan dar clases a sus alumnos.
Según la revista Forbes México, estos planteles cuentan con una formación marxista-leninista y uno de los requisitos para tener acceso es que los estudiantes sean de escasos recursos. Se les otorga una suerte de beca a los estudiantes que cubre su internado y alimentación.
Actualmente existen 245 Escuelas Normales Públicas en las 32 entidades federativas del país, 17 de las cuales son Rurales, de acuerdo con el conteo del Coneval.
Tras el conflicto de los 43 normalistas de Ayotzinapa a manos de un grupo criminal y con la anuencia del gobierno federal, la Cámara de Diputados aprobó para el Presupuesto 2015, recursos adicionales de 400 millones de pesos a 17 Normales Rurales.
Entre las beneficiadas se encuentran la Normal Rural del municipio de Panotla, Lic. Benito Juárez, la cual según datos de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGSEPS), cuenta con aproximadamente 318 alumnas, y 33 profesores; es decir tienen el presupuesto para continuar con sus actividades.
Sin embargo, en particular, la escuela normal de Panotla ha sido evidenciada por sus excesos, riñas, y falta de compromiso de las personas que ahí asisten, se olvidan que este tipo de escuelas respondía al objetivo de transformar las comunidades rurales y mejorar la vida de los habitantes de estas, principalmente campesinos, a través de la educación.
Son los propios vecinos donde se encuentra el plante de la normal rural de Panotla quienes han evidenciado sus excesos, ellos mencionan que estudiantes en su mayoría foráneas provenientes de otros estados, toman las instalaciones para ejercer presión hacia la autoridad y con ello, conseguir el visto bueno de su famoso pliego petitorio.
Alumnas de ese plantel, han sido fotografiadas escapándose de la institución, otras más se escapan por las noches alcoholizadas y acuden a los bares y centros botaneros de la zona.
El actuar de las normalistas de Panotla deja mucho que desear, y ahora las pobrecitas se dicen víctimas de hostigamiento y represalias por parte de los directivos, y del gobierno cuando la mañana del lunes secuestraron cuatro autobuses comerciales que habían tomado de manera ilegal y donde llevaban bidones cargados de 200 litros de combustible.
El gobierno del Estado no se debe dejar amedrentar por este tipo de vandalismo, ni ceder a chantajes, ni presiones de parte de los estudiantes normalistas, quienes por medio de la presión ahora intentan cambiar su cuadro directivo, los cuales les han puesto un alto y han evidenciado sus excesos.
Tlaxcala está en el proceso de elevar su calidad educativa, y para ello requiere de profesores comprometidos con la enseñanza, y no gente alborotadora que sólo le gusta ocasionar disturbios para conseguir sus fines obscuros.