Por Héctor A. Villalva
Luego de la primer comparecencia de los funcionarios lorenistas frente diputados locales, debemos tener en claro que, el formato y los propios legisladores nos han quedado a deber. El lunes pudimos apreciar tres tipos de diputados: los que fueron de paseo, los que fueron de chismosos, y los que fueron a evidenciarse.
Lo que debe preocuparnos como ciudadanos es que los diputados desconocen completamente cuál es su función en ejercicios como las comparecencias, pero qué se puede esperar de diputados que le pidieron a la primera compareciente que les ayude a legislar.
Se espera que, en las comparecencias subsecuentes, los diputados se comporten a la altura, y no le pregunten a los funcionarios acerca de cosas que ya se han dicho hasta el cansancio, porque lo que apreciamos el lunes es que, ni siquiera sabían qué podían preguntar porque desconocen el tema, porque no leyeron el informe de gobierno y porque simplemente su cabeza no les da para tanto.
La comparecencia de Ernestina Carro se proyectaba como la más complicada para todos, tanto para el gobierno estatal como para el Poder Legislativo. La funcionaria lorenista supo sortear todas y cada una de las trampas que le fueron tendidas, los diputados no hicieron su chamba. No vaya a ser que en las comparecencias que vengan, ahora sí se conviertan en defensores del pueblo.
Por cierto, se siguen esperando protestas por parte de los sectores de cada una de las dependencias, ya será cuestión de los diputados ver cómo les atienden y trasladan esas exigencias y protestas en preguntas que abonen a la democracia y no que sólo estén pensando en tener reflectores un ratito.
Para terminar, el lunes mientras Blanca Águila y Juan Manuel Cambrón recibían documentos de un minúsculo grupo de manifestantes ligados a ellos, algún malvado puso música a todo volumen en el patio vitral del Congreso, logrando que en algunas trasmisiones en vivo no se escuchara absolutamente nada de la protesta.