Por Héctor A. Villalva
Así como las películas protagonizadas por la muñeca diabólica de nombre Anabell, que se convirtió todo un incono del cine de terror, ahora la ex presidenta municipal de Tlaxcala, y ex candidata a gobernadora del estado Anabell Ávalos Zempoalteca nos regala una secuela más de su vida por el partido que la vio crecer ahora como disque dirigente del revolucionario institucional.
Al inicio de esta semana, se dio a conocer la anterior noticia, que le dio oxígeno a las pírricas huestes de Anabell Ávalos las cuales se imaginan que pronto volverán a recuperar sus antiguos privilegios, donde se fomentaron la corrupción, el saqueo, la inseguridad y la violencia.
Sin embargo, es importante recordar que Anabell Ávalos no tiene las mejores cartas de presentación en cuestiones de honestidad, basta recordar los innumerables escándalos de opacidad y desvío de recursos que protagonizó la ex alcaldesa; aviadores, adeudos en la Capam, laudos laborales, archivos saqueados, y una deuda millonaria que asciende a más de 42 millones de pesos… un trienio de terror.
Vaya que Anabell Ávalos posee una excesiva desfachatez y exacerbado cinismo para volver a ocupar otro cargo dentro de su partido, y a veces con este tipo de decisiones uno se pregunta si de verdad ya no hay otras personas con la calidad moral para ocupar un puesto dentro del PRI, o finalmente Anabell es lo que hay…
Más allá de que Anabell Ávalos no tenga credibilidad entre los tlaxcaltecas, la ex candidata al gobierno de Tlaxcala sabe que el PRI está en ruinas y que será muy difícil levantarlo sobre todo por los personajes arcaicos y nefastos que lo rodean.
Víctima de su propia historia, el PRI tanto a nivel nacional como estatal está arruinado; en el estado, sus dos últimos dirigentes dimitieron, Noé Rodríguez, y Oscar Amador y con Anabell las cosas se pondrán de horror. El PRI, al igual que el edificio de su sede estatal se encuentra agrietado, viejo, y con un presupuesto mínimo, situación que debe ser preocupante para sus miembros, pues por décadas estuvieron acostumbrados a los excesos y al despilfarro.
Y qué decir de todos esos personajes que rodean al partido, como los Marianitos o Blanca Águila, los cuales no pueden ocultar su ambición por seguir ocupando puestos que les generen divisas y poder; carente de estructura y unidad el PRI está destinado una vez más al fracaso, por fortuna, pues ellos representan una verdadera historia de terror en la historia política de nuestro estado.