Demian MÁRQUEZ
El Gobierno del Estado analiza trasladar la Feria de Tlaxcala a partir de 2026 a la Ciudad de la Cultura y el Entretenimiento, un nuevo complejo que se construye en Amaxac.
La propuesta, presentada como una modernización de la más grande festividad del estado, promete mejores espacios y un mayor aforo; sin embargo, ciudadanos han señalado que el cambio podría ser solo un movimiento geográfico que no atiende los problemas de fondo, la movilidad, el desorden vial y la falta de planeación integral.
El secretario de Infraestructura, Rubén Hernández Tapia, adelantó que el recinto contará con un auditorio para 7 mil personas, un palenque con capacidad para 4 mil 800 asistentes, así como áreas para restaurantes y eventos empresariales.
Aunque el proyecto busca consolidar un espacio “emblemático” para Tlaxcala, no incluirá un lienzo charro y, de acuerdo con lo informado, se ubica prácticamente “junto a otro parque”, lo que ha generado críticas por su aparente redundancia urbana.
Diversos sectores han cuestionado que la nueva sede no parece resolver los retos estructurales que enfrenta la feria: el acceso limitado por carretera, la saturación del tránsito y la insuficiencia de transporte público durante el evento.
Además, se teme que la ubicación, en un punto intermedio entre zonas rurales y urbanas, repita los mismos errores logísticos que se viven actualmente en la capital, solo que a unos kilómetros de distancia.
La mudanza, más que una modernización, podría convertirse en una reubicación simbólica que deje intactos los problemas que desde hace años afectan a uno de los eventos más representativos de Tlaxcala.
La expectativa es que el gobierno no se limite a inaugurar un recinto nuevo, sino que presente un plan integral de movilidad, seguridad y desarrollo comercial, que garantice una feria funcional, sostenible y digna de su importancia cultural.
De concretarse el traslado en 2026, la Feria de Tlaxcala estrenaría sede en el marco de un ambicioso proyecto estatal, no obstante, la ciudadanía exige que el cambio no sea solo una fachada de modernidad, sino una verdadera mejora en la experiencia y accesibilidad para los miles de visitantes que cada año hacen de la feria un punto de encuentro e identidad para el estado.
