
Todo pasa por el lenguaje, y el lingüista de El Colegio de México, Luis Fernando Lara, arroja una información desconcertante: “El proceso de adopción del español por parte de los nahuas tomó 200 años”, debido a una fuerte resistencia cultural –en la que participaron enfrentados el clero regular y el secular– antes de comenzar a ser bilingües. De ahí que sitúe en el inicio el papel de la lengua en la Conquista, y por supuesto el de Malinche traductora, porque el grueso del ejército de Cortés no hablaba español.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Malintzin ha sido juzgada a lo largo de la historia como la mujer que traicionó a su pueblo y permitió con ello la Conquista de México.
Sin embargo, en el contexto de los 500 años de la llegada de Hernán Cortés a las costas del actual Veracruz y de los procesos que provocaron la caída de Tenochtitlán (13 de agosto de 1521), la figura de la joven –a quien el mismo conquistador admiró y protegió– comienza a ser revalorada.
El doctor en Lingüística y Literatura Hispánicas de El Colegio de México (Colmex), donde dirige el proyecto del Diccionario del español de México, Luis Fernando Lara Ramos, le atribuye un papel tan “estratégico” a partir del dominio que tuvo de las lenguas, que sin ella Cortés no hubiera podido organizar a sus aliados tlaxcaltecas.
Incluso lanza una pregunta provocadora a los historiadores: Qué tal si al llamar ‘Malintzin’ a Cortés, como Bernal Díaz del Castillo lo consigna, se le estaba diciendo ‘marido de María’ y era a ella a quien los indios reconocían como figura principal.
En la biblioteca de El Colegio Nacional (Colnal), al cual pertenece desde el 5 de marzo de 2007, el lingüista nacido el 20 de marzo de 1943 en la Ciudad de México, explica en entrevista con Proceso que las lenguas que se hablaban en aquel momento y las traducciones, fueron decisivas en el desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, el español tardó más de 200 años en ser aprendido por los indígenas, y hasta hoy más de 60 idiomas originarios, y sus variantes persisten y se han constituido en una forma de resistencia cultural.
Su punto de partida son los fragmentos de la historia en los cuales el fraile Jerónimo de Aguilar –que había naufragado en Yucatán junto con Gonzalo Guerrero (quien se quedó con los mayas y combatió con ellos a los españoles) y vivido siete años en la región, por lo cual aprendió su lengua– se une al ejército de Cortés.
Y, por otro lado, Malintzin, una joven “probablemente noble”, proveniente de un pueblo náhuatl de la región de Tabasco (algunos historiadores señalan que venía de Oluta, un pueblo de Veracruz), hablaba tanto esa lengua como el maya, y es regalada al conquistador en Champotón.
La historia de Marina, Malintzin o Malinche aún es controvertida. En el texto “¿Fue traidora la Malinche?”, del libro Mentiras y verdades en la arqueología mexicana, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma cita a Bernal Díaz del Castillo, quien afirma que fue una “gran señora y cacica de pueblos y vasallos” originaria de Painala, cerca de Coatzacoalcos y entregada a Cortés en su paso por Tabasco.