La magia de la Rosca de Reyes en Tlaxcala: un llamado de Vicente Morales a transformar vidas y dar esperanza a nuestra niñez

Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T Vicente Morales Pérez

La llegada de enero trae consigo una de las tradiciones más entrañables de nuestro país: la Rosca de Reyes. Este pan dulce, adornado con frutos secos y con el inconfundible símbolo del Niño Dios oculto en su interior, es más que un alimento. Es una representación de unión familiar, de alegría compartida y de la esperanza que, generación tras generación, ha iluminado los corazones de niñas y niños en todo México.
Cada año, la emoción de los niños se centra no solo en partir la rosca, sino también en la ilusión de recibir un regalo, de sentir que los Reyes Magos escucharon sus deseos y les trajeron un poco de magia. Sin embargo, mientras en muchos hogares esta tradición llena las mesas y los corazones, hay miles de pequeños que enfrentan realidades profundamente distintas: niños que viven en situación de calle, en albergues o que pasan sus días hospitalizados, alejados de las ilusiones y la calidez de un hogar.
Para muchos niños, la Rosca de Reyes no es más que una idea lejana, algo que ven pasar de largo mientras enfrentan el frío de las calles o las largas horas en una cama de hospital. Sus cartas a los Reyes Magos, si es que las escribieron, muchas veces no llegan, no porque los Reyes Magos no quieran, sino porque aún enfrentamos los estragos del periodo neoliberal. La desigualdad que viven estos pequeños no solo se refleja en la falta de juguetes, sino en la ausencia de oportunidades, de afecto y de la certeza de que su vida puede ser mejor. Este Día de Reyes, más que partir una rosca o entregar regalos, deberíamos reflexionar como sociedad sobre lo que estamos haciendo para construir un país donde ningún niño quede atrás, donde cada uno de ellos pueda vivir su infancia con la alegría y la seguridad que merece. Es cierto, quienes tenemos una representación popular tenemos una obligación legal ineludible, para ayudar a la niñez mexicana, pero como sociedad, tenemos el deber moral de luchar unidos por la transformación nacional.
La sensibilidad hacia los niños en situaciones vulnerables no debe limitarse al Día de Reyes o a la temporada navideña. Cada día es una oportunidad para tenderles la mano, para reconocerlos y, sobre todo, para actuar en favor de su bienestar. Los pequeños que vemos en las esquinas pidiendo monedas, los que trabajan en los semáforos o los que pasan días enteros en hospitales enfrentando enfermedades, necesitan de nuestro compromiso verdadero.
En esta fecha, pienso especialmente en los niños hospitalizados, esos pequeños guerreros que enfrentan enfermedades con una valentía que conmueve. Para ellos, cada sonrisa, cada visita, cada pequeño gesto de solidaridad puede marcar la diferencia. En esos hospitales, donde el tiempo parece detenerse, el Día de Reyes puede ser un momento de esperanza, un respiro en medio de la incertidumbre.También están los niños que viven en las calles, esos invisibles para muchos, pero que cargan sobre sus hombros el peso de una infancia arrebatada. Para ellos, más que un juguete, el regalo más grande que podemos ofrecer es un esfuerzo colectivo por construir un país más justo.
La Rosca de Reyes, con su dulce sabor y su simbolismo, nos recuerda que la unión familiar y la comunidad son esenciales. Este año, mientras la partimos y compartimos momentos con nuestros seres queridos, reflexionemos sobre los niños que no tienen a alguien que les cuente la historia de los Reyes Magos, que no tienen una mesa donde sentarse o un hogar al que volver.
Nuestro compromiso no debe terminar con un gesto simbólico. Ayudar a un niño, ya sea donando un juguete, visitando un hospital o apoyando a una organización que trabaje con pequeños en situación vulnerable, es un acto de humanidad que puede cambiar una vida.
El Día de Reyes es, ante todo, una celebración de esperanza. Esa misma esperanza que debemos sembrar en el corazón de cada niño, recordándoles que no están solos, que sus vidas importan y que como sociedad podemos y debemos hacer más por ellos.
Que este 6 de enero nos inspire a mirar más allá de nuestras mesas llenas y nuestros hogares cálidos. Que sea un recordatorio de que la verdadera magia de los Reyes Magos no está en los juguetes, sino en la capacidad de transformar realidades a través de la solidaridad, el compromiso y el amor.
Porque cada niño merece un futuro lleno de posibilidades, no solo este Día de Reyes, sino todos los días del año. ¡Hagamos que esa ilusión no se apague nunca!

Vicente Morales Pérez
Facebook: VicenteMoralesPOficial Instagram: moralesperezvicente

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