Oposición perdida

Por Héctor A. Villalva

La oposición en Tlaxcala todavía no ha podido superar la derrota que les significó 2021, mientras que algunos están tratando de sobrevivir al próximo proceso electoral, otros se centran en atraer reflectores nomás por puro gusto.

Los líderes de partidos se muestran alejados de la vida pública, se les ve preocupados por no tener las canonjías y prebendas del régimen pasado, se les ve haciendo de todo, menos ser una oposición responsable. Si no los vemos haciendo tik toks, andan confundiendo delitos del fuero común con los del orden federal, o algunos haciendo exhortos estériles a sus legisladores nomás por quedar bien.

Y es que la oposición no significa estar en contra de todas las acciones del gobierno por default, es cierto se tiene que señalar lo que no funciona correctamente, pero también se debe reconocer los avances y aciertos del gobierno. Pero en Tlaxcala se están perdiendo las buenas prácticas y reglas no escritas de la política local, se ha dejado de lado la cortesía política para dar paso a la necedad de los líderes partidistas que, según sea el caso, se sacaron la lotería sin comprar boleto.

Mucho puede decirse del desempeño gubernamental de la mentada nueva historia, pero lo que nos deja atónitos es el comportamiento de quienes se hacen llamar oposición, porque como dice el clásico “no es lo mismo ser borracho que cantinero”, pero en la nueva oposición no son ni borrachos ni cantineros.

La oposición está desdibujada, y lucha permanentemente por buscarse espacios chiquitos en la agenda, hoy en día, hasta se atreven a decir que abanderan causas que, histórica e ideológicamente han desdeñado desde siempre.

El papel de los opositores es sumamente complicado, por una parte, tenemos a la autoridad estatal tratando de cumplir con sus actividades inherentes, lo que eventualmente dificulta ser opositor, no se entiende cómo los partidos han permitido se erosione su capital político en aras de que sus liderazgos “salgan en medios”.

Los partidos deben replantear su papel en la arena política, porque si su único fin es ser decir que todo está mal sin las propuestas de mejora que se espera resuelvan los problemas, seguiremos lamentando la inexistencia de la tan necesaria oposición crítica, pensante, y consciente.