Sociologante

Dra. Elsa Martínez Flores

Facebook e Instagram: vigilancia sin protección

Si bien la compañía Meta de Zuckerberg ha perfeccionado la vigilancia de datos para generar necesidades comerciales en los usuarios, ha fallado en un punto clave: la seguridad frente a contenidos y comunidades dañinas clandestinas.

La gente se encuentra constantemente expuesta, pues al navegar por las redes sociales buscan un desahogo a problemas reales. La ausencia de regulación, no solo en México sino en muchas partes del mundo, amplifica riesgos que terminan por derivar en situaciones lamentables para la sociedad.

A principios del 2025, Meta eliminó a los verificadores de información externos, que eran empresas independientes contratadas para revisar por profesionales publicaciones, datos y decidir qué era peligroso, falso o verdadero, o si necesitaba más contexto.

El criterio experto fue sustituido por notas comunitarias, es decir, cualquier usuario añade ahora explicaciones o advertencias sin rigor profesional. Esto deja sin protección real a los usuarios frente a engaños o grupos peligrosos ocultos.

El problema es que no todos los usuarios tienen la formación ni las herramientas para detectar manipulación o distorsión informativa. Algunos pueden equivocarse, otros incluso coordinarse para difundir información falsa.

La protección que antes daban los verificadores ahora es mucho más débil. A esto se suma que Meta utiliza los chatbots para vigilar contenido, ellos detectan patrones simples, pero no comprenden el contexto ni las intenciones sutiles.

Tal y como Tarleton Gillespie, experto en comunicación, lo advierte: las plataformas no son neutrales. Sus algoritmos amplifican ciertos contenidos y esconden otros, por lo que dejan a los usuarios expuestos a riesgos evitables.

Meta vigila nuestros datos con precisión para vendernos cosas, pero falla en proteger a internautas de colectivos dañinos. La empresa parece no contar con protocolos suficientes y prioriza al parecer la venta y la ganancia.

Es fundamental combinar la voz de los usuarios con verificación profesional, acompañada de regulación efectiva, alfabetización digital y atención constante a comunidades que representan un riesgo real para la salud mental y la seguridad de las personas.
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