Cambiar constantemente de vida y residencia es la filosofía de un gran número de migrantes haitianos que, antes de llegar a México, viven por temporadas hasta en 14 países de Latinoamérica.
Hoy en día, centenares de migrantes se han instalado en casas de las colonias Gardenias y Los Ángeles en Tapachula, donde viven por alrededor de tres meses mientras obtienen su estatus migratorio, luego parten en autobuses rumbo a Tijuana, donde residen por un tiempo y, después, intentan cruzar a Estados Unidos o se dirigen a Canadá.
Un migrante haitiano, quien se identificó como Keno declaró en entrevista, que la percepción de los mexicanos sobre los migrantes de este país es errónea, pues en algunos casos se piensa que sus condiciones son precarias y necesitan de los recursos de otra nación para subsistir.
No obstante, aseguró que emigrar es una forma de pensar que tienen principalmente los jóvenes en el país caribeño. Precisó que las condiciones económicas y de seguridad también son un factor determinante para la migración, pero no planean que un sólo estado resuelva sus problemas.
Cabe señalar que Haití es considerado como el país más pobre de América, con una población que ronda en los nueve millones de personas, y ha sido devastado una y otra vez por fenómenos naturales como huracanes y terremotos.
“Es una vida de cambio, esa es la filosofía de la vida; las cosas que tú no tienes aquí las tienes en otro país, así siempre es, todas las personas tienen esa oportunidad.
“Pero hay personas que piensan ‘como no tienes en tu país, por eso vas a otro´, esa es la concepción de los inmigrates, pero no saben nada”, comentó.
Refirió que antes de salir de Haití, las personas ahorran para poder viajar entre los diferentes países. Sus destinos predilectos son Brasil, Argentina, Chile y Perú, en los que viven y trabajan por temporadas; luego emprenden una vez más su travesía a otro país, sin embargo, en cada uno de ellos lo hacen de manera irregular.
Para llegar a México, los migrantes haitianos gastan entre ocho mil y dos mil dólares, dependiendo la región del continente que se encuentren.
“Si una persona viene para acá es porque tiene dinero, el que no tiene no se va de viaje, pero la gente tiene otra mentalidad, piensa que no tienen nada y que vienen aquí para buscar la vida, pero si tú no tienes plata, te quedas en tu país”, manifestó.
Keno, quien estudió análisis de sistemas informáticos, habló sobre el racismo que existe en todos los países, pero atribuyó el problema al estatus económico de las personas más que a su color de piel, pues en su experiencia, mientras tenía dinero nunca fue discriminado.
“Si tú tienes plata las personas nunca son racistas contigo, si no tienes la gente dice ‘ah es pobre, malo, no sabe nada’. En cambio, si tienes una buena casa, un buen auto, la gente te aplaude porque no buscan un color, buscan una buena vida.
“Si soy blanco y tú negro, eso no sirve de nada, tú no comes el color, eso”, expresó Keno.
Por otra parte, haitianos comentaron que por la creciente migración en su país las condiciones han empeorado, pues las personas que se quedan son principalmente mayores de edad que ya no cuentan con la misma fuerza productiva para mantener a esa nación del caribe.
Jean-Turnier Coffy es mecánico, tiene 35 años de edad y decidió salir de su país para ejercer su oficio. Narró que está casado y planea tener hijos, por ello trabajará en México una temporada para que su esposa también pueda viajar y busquen un nuevo lugar para vivir, ya sea en Estados Unidos o Canadá.
“En Haití los chiquillos de 20 a 25 años son los que dejan el país, son como el 75 por ciento y un país no puede funcionar así, un país sin luz, que no tiene hospitales, un país que no tiene ruta carretera, que no tiene nada y el gobierno roba todo, por eso tú te vas a otro país, pero imagínate los que tienen 60, 80 años, y no pueden servir al país”, expresó.
Jean-Turnier gastó seis mil 500 dólares para llegar hasta México, hoy su solicitud de asilo fue recibida por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), y se encuentra a la espera de que sea resuelta para decidir si se queda a trabajar en México o sigue su camino hacia Estados Unidos.
Sin embargo, los trámites para solicitar refugio y esclarecer la situación legal de los migrantes haitianos se ven entorpecidos, porque las autoridades mexicanas tienen que verificar su nacionalidad con el consulado de Haití, por lo que el tiempo de espera que es de hasta tres meses o más, impacta en la economía de los migrantes que tienen que pagar rentas de dos mil 500 o tres mil pesos al mes.
Un migrante que se identificó como Vicente, relató que llegó al país hace tres meses y, a pesar que su esposa dio a luz en México, aún no ha recibido cita por parte del Instituto Nacional de Migración para que se analice su situación, y le preocupa que el dinero no le alcance para subsistir mientras arregla su condición legal.
“Yo no voy a Estados Unidos, yo voy ir a Mexicali, después de un tiempo veo para entrar a Canadá, puede que me quede un año, dos años, depende de las situaciones, pero tengo que trabajar, yo ya quiero trabajar; mi madre me ha enviado plata, pero yo ya quiero trabajar, en cuanto tenga los papeles, me voy a trabajar”, aseveró.