Rene ARELLANO JR/ Rommel PICHARDO
Lo que comenzó como una jornada de trabajo común para un campesino, terminó en una escena de horror: entre un camino de terracería y montículos de roca, fue localizado el cuerpo sin vida de Paulino Gabriel N., de 33 años, desaparecido desde el 28 de junio.
El descubrimiento se produjo en las inmediaciones del rancho Cuaxamalucan, en la comunidad de José María Morelos y Pavón, a poco más de un kilómetro de la capilla de San Isidro Labrador. El fuerte olor a descomposición y la presencia de ropa abandonada entre piedras alertaron al trabajador rural, quien de inmediato notificó a las autoridades tras alejarse del lugar por miedo.
Al llegar, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) confirmaron la presencia del cadáver, oculto parcialmente bajo grandes piedras, en una zona utilizada para la extracción de tepetate. La escena indicaba que hubo un intento intencional de ocultar el cuerpo.
El hombre vestía pantalón de mezclilla, playera negra y botas cafés. Aunque al principio fue imposible identificarlo por el grado de descomposición, los tatuajes en su cuerpo permitieron confirmar su identidad: era Paulino, cuyo caso ya figuraba en una carpeta de investigación de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas y No Localizadas.
Fue personal del Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO) quien realizó el levantamiento del cuerpo. Debido a las circunstancias del hallazgo, la Unidad de Investigación de Delitos de Alto Impacto (UIDAI) tomó el control del caso.