Los familiares de tres niños muertos en la explosión de un camión cisterna con gas licuado, que dejó 14 fallecidos, velaron este domingo los féretros en la misma calle de la tragedia, ajenos a las elecciones legislativas en Perú.
Tres pequeños ataúdes estaban afuera de sus casas en el populoso distrito de Villa El Salvador, muy cerca de la Villa Panamericana de los Juegos de Lima 2019, donde decenas de vecinos se acercaban a dar las condolencias a sus familias, o donarles dinero y alimentos.
No entiendo que pasó. He perdido a tres familiares, dos se están velando en estos momentos y el tercero aún no llega”, dice Vanessa Rivas Mesa y la voz se le quiebra.
El accidente se originó por la fuga de gas tras el desprendimiento de una manguera del depósito de gas licuado cuando el camión cargado con 10 mil litros de gas licuado cruzó un badén reductor de velocidad.
La voraz bola de fuego mató a 14 personas, dejó medio centenar de heridos y destruyó varios autos, así como una quincena de casas, antes de ser apagado por los bomberos tres horas después.
Hoy voy a enterrar a mi sobrina Azumi de apenas cuatro años, ella era muy alegre. Tengo familiares en hospital con el cuerpo quemado”, dice Prudencio Pumatay Castillo, de 62 años.
Debido al accidente, los 500 mil habitantes de la Villa El Salvador fueron eximidos de votar este domingo en las elecciones legislativas, aunque el sufragio es obligatorio en Perú.
Tras la explosión de Perú, Brasil donó piel humana
La tragedia de Villa El Salvador conmocionó a los peruanos y generó acciones de solidaridad en el país y el exterior en ayuda a las víctimas y damnificados.
El alcalde de Lima, Jorge Muñoz, prometió darles nuevas casas a las familias que las perdieron en la explosión, mientras que el Ministerio de Salud de Brasil envió 18,000 centímetros cuadrados de piel humana para hacer injertos a quienes sufrieron extensas quemaduras.
En el cruce de las avenidas Pastor Sevilla y Villa del Mar, epicentro de la explosión, también se ha levantado carpas para cobijar a las familias damnificadas en Perú.
También se han organizado ollas comunes para alimentar a los damnificados. La solidaridad comienza en la mañana con el desayuno, con algunas panaderías que donan panes, y sigue con los comerciantes del mercado con productos para el almuerzo.