Las autoridades polacas han “indultado” a 180 vacas que
pastaban en libertad desde hace años en campos del oeste de Polonia, después de
que el propio presidente del país, Andrzej Duda, abogara en favor de mantener
con vida a las vacas.
Varias organizaciones ecologistas habían protestado por la
decisión de los veterinarios de mandar a las vacas al matadero, incluso varias
personas se ofrecieron para adoptar a los animales.
La reacción popular llevó al propio Andrzej Duda y al líder
del partido gobernante en Polonia, Jaroslaw Kaczynski, a intervenir y expresar
su deseo de que los animales fuesen eximidos de ser sacrificados, tal y como
había ordenado el ministerio de Agricultura alegando el riesgo sanitario que
suponen estas vacas.
Ante la presión de ecologistas y de políticos, el ministro
de Agricultura, Jan Krzysztof Ardanowski, cedió y anunció que la vacada no irá
al matadero, sino que será trasladada a una granja estatal, aunque no daba más
detalles del futuro de los animales.
Los colectivos ecologistas temen que detrás de esa decisión
se escondan planes de vender las vacas a granjeros o repartirlas en diferentes
explotaciones, separando la vacada.
Desde la Sociedad de Ética de Polonia también ha tomado
cartas en el asunto, y según explicó su portavoz, Dorota Probka, se ha pedido a
las autoridades que “esta extraordinaria comunidad de animales” se traslade a
una reserva en el norte del país, donde puedan pastar en libertad hasta el
final de sus días.
Las vacas escaparon de una explotación hace varios años, y
desde entonces han vagado en libertad por los campos de Deszczno, en el oeste
de Polonia, sin estar sometidas a ningún control veterinario.