Hace tres años Rebeca Dixon descubrió que su padre biológico
no era el hombre que la había criado, sino el médico de la provincia de Ontario
(Canadá) Bernard Norman Barwin. Este fue el doctor encargado de practicar a su
madre la inseminación artificial para que ella pudiera nacer.
Un comité del Colegio de Médicos y Cirujanos de Ontario
determinó que el médico había usado su esperma y el de otros donantes de forma
errónea durante tres décadas y le revocó la licencia para trabajar, según el
HuffPost Canadá y otros medios.
Dixon descubrió la verdad al saber que sufría celiaquía, una
enfermedad que nadie tenía en su familia, según la cadena pública canadiense
CBC. “En ese momento, mi vida cambió para siempre”, aseguró Dixon.
Después, una prueba de ADN confirmó que su padre era Barwin. Ella se sintió
avergonzada y contaminada al descubrir la noticia. Y hoy sigue buscando a
posibles medios hermanos en la ciudad de Ottawa, capital de Canadá, situada en
la provincia de Ontario.
También hubo pacientes de Barwin que se enteraron de que sus
hijos no eran hermanos entre ellos, pese a que solicitaron que se usara el
esperma de un solo donante. Algunos hombres descubrieron que no eran los padres
naturales de los niños que habían criado.
Una mujer, identificada en el caso como Paciente M, afirmó
que se enteró de que el esperma utilizado para que naciera su hija, ahora
adolescente, no era el de su marido, sino el de otro donante desconocido.
Todavía no se lo ha dicho a la chica, por temor a su reacción. “Me sentí casi
como si me hubieran violado”, aseguró al comité que evaluó el caso.
El pasado lunes, el comité del Colegio de Médicos y
Cirujanos de Ontario consideró que el médico había mantenido una conducta
incorrecta y faltó a los estándares de la profesión. Los abogados del órgano
pidieron que se le quitara la licencia. “Es un caso sin precedentes”, dijo una
letrada. El doctor, que tiene 80 años, no se presentó ante el comité, ni se
opuso a las acusaciones por medio de su abogado.
La decisión de suspender la licencia se tomó finalmente este
jueves. De esta forma, si Barwin siguiera ejerciendo la profesión, otros
órganos reguladores serán alertados, explica el HuffPost.
Ahora el médico se enfrenta a una demanda colectiva
presentada por algunos de sus antiguos pacientes, quienes afirman que utilizó
el esperma de donantes equivocados para la inseminación de 50 mujeres, y que en
al menos 11 casos usó el suyo propio.
El Colegio de Médicos y Cirujanos de Ontario ya había
suspendido la licencia de Barwin durante dos meses en 2013 por usar el esperma
incorrecto para inseminar artificialmente a varias mujeres. Él admitió que se
había equivocado en el caso de tres de ellas. Al año siguiente volvió a poder
trabajar.