Un equipo de médicos del hospital Rebro de Zagreb ha logrado
separar con éxito a dos gemelas siamesas unidas por un sólo hígado y los
intestinos, en lo que sería el primer caso en que las bebés sobreviven a una
operación de similar complejidad.
“Se trata del segundo caso del mundo de separación de
gemelos siameses en una situación clínica tan compleja (…) y el primer caso en
que ambos gemelos sobrevivieron”, declaró el director del hospital, Ante
Corusic, en una rueda de prensa en Zagreb.
Las bebés, Kristina y Valentina Tambolas, se encuentran
bien, aunque deberán aún ser sometidas a intervenciones menores antes de ser
dadas de baja y entregadas a sus padres.
Un total de catorce médicos, siete de ellos cirujanos,
participaron en la intervención quirúrgica de quince horas realizada el pasado
sábado.
Las pequeñas, que ahora tienen cuatro meses, habían nacido
prematuramente, a las 33 semanas, y los médicos lucharon durante seis semanas
para mantenerlas con vida antes de decidirse a operar, a pesar de que las
circunstancias distaban de ser idóneas.
“Tenían el síndrome de transfusión gemela”, es decir,
problemas con la circulación sanguínea y el funcionamiento cardíaco y renal,
explicó la doctora Ruza Grizelj.
Una de las niñas, con la circulación comprometida, sufría
hipotensión y no podía orinar, mientras que la otra, sobrecargada, tenía
hipertensión y sus riñones y corazón estaban expuestos a un trabajo excesivo.
Los médicos tuvieron que separar en dos el tórax de las
gemelas, así como el hígado y los intestinos, desde el duodeno hasta el final
del intestino delgado.
El hepatólogo Danko Mikulic admitió que, antes de la
operación, su equipo estaba “muy preocupado” porque no podían estar seguros de
cómo se iba a desarrollar “la circulación entre las dos partes del hígado”.
La cuestión era conseguir que, a diferencia del estado
anormal hasta entonces, la primera de las gemelas dejara sin problemas de
“trabajar” para la otra (bombeando para su circulación, corazón, riñones), y
que ésta última “asumiera sus propias funciones por sí misma”, precisó.
Otra premisa de la delicada intervención quirúrgica fue
reducir al máximo la pérdida de sangre para no empeorar aún más el estado
precario de las niñas, que en el momento de la operación apenas pesaban juntas
4.500 kilogramos.